La filosofía que profetiza Nietzsche al pueblo, perturba los corazones de los pensadores y aclama por sangre joven para seguir su propósito. Sin embargo, no es más que solamente un lado de la moneda, entonces pobre de aquel que no contemple el lado opuesto. Más bien, desgraciado de aquel que no haya llegado a la conclusión de que este profeta es solo una parte de una moneda que tiene nombre de “razón”. Si se pararan frente a la moneda y pudieran entonces notar desde un punto lejano que tiene dos lados y que solamente se están limitando a ver uno, eso aún no sería suficiente, ya que luego de incorporar todas las doctrinas de uno y pensar que es la única forma de vida posible en este mundo, recién ahí, darían vuelta la moneda y se sorprenderían de inmediato de la majestuosidad que tiene este pensamiento con el filósofo que haya tomado la difícil tarea de acercarle este conocimiento al mundo en el modo que le sea posible explicarlo; luego de leer tan convincente palabraduría, lo siguiente sería dejar de lado viejos pensamientos y comenzar a tomar un rumbo diferente en la vida. Lo incierto de esto es que siempre ganará el último lado de la moneda que les haya tocado ver. Ahora pienso, el modo de desafiar esta suerte de ovejas de rebaño, tal vez esté consternado por poner la moneda de canto y hacer que gire sin detenerse, no olvidar una cara del mismo modo que no se olvida la otra porque en definitiva las habrían visto a lo largo de su existencia la misma cantidad de veces y solo entonces podríamos definir qué basaron sus acciones en un pensamiento lateral y propio que los llevó a elegir realmente lo que querían pensar.
Volvamos a tiempos romanos del conocimiento ¿Dónde están los filósofos de esta era que no los vemos? Hagamos un foro del conocimiento, un debate filosófico que demuestre con fines coherentes la idea personal, que si bien se basa inevitablemente en la voz de filósofos antiguos, también se nutre de ellos, como también lo hace de la cultura actual y las leyes que nos impone.